En este momento estás viendo Superar el miedo a hacer el ridículo

Superar el miedo a hacer el ridículo

  • Categoría de la entrada:Blog
  • Comentarios de la entrada:Sin comentarios

¿Sabías que el miedo a hacer el ridículo es uno de los principales temores a la hora de hablar en público?

Surge, principalmente, a causa de la inseguridad y de la necesidad de agradar siempre. Y suele nutrirse por una percepción distorsionada de la realidad: La persona cree que los demás están mofándose de ella cuando lo más probable es que eso esté muy lejos de la realidad.

Pero quienes lo sufren, no pueden dejar de tener esos pensamientos negativos hacia sí mismos y ese miedo a sentir que reciben desprecio y burla de los demás.

Se pueden hacer muchas técnicas para superar el miedo a hacer el ridículo, sobre todo potenciar la seguridad, la comprensión hacia uno mismo y trabajar con las distorsiones en nuestra percepción y con nuestras creencias limitantes.

Hoy te propongo un ejercicio que te puede ayudar.

¿En qué consiste?
Escribe 5 (o más) veces por qué te ocurre lo que te ocurre y escribe tus respuestas a continuación.
Te pongo un ejemplo para que veas el proceso, pero escribe tú lo que sientas con tus palabras:

Tengo miedo a hacer el ridículo cuando hablo en público.
1. ¿Por qué?
Porque temo que se rían de mí

2. ¿Por qué temo que se rían de mí?

Porque eso me hace sentir observada y vulnerable


3. ¿Por qué temo sentirme observada y vulnerable?
Porque siento que los demás pueden darse cuenta de aspectos míos que no les van a gustar y eso me hace sentir inferior a ellos.


4. ¿Por qué eso me hace sentir inferior a ellos?
Porque creo que hay partes de mí que no son del todo adecuadas.

 … … … … …

Y sigues así (5, 7, o 9 preguntas) hasta que llegues a escribir algo que haga click dentro de ti. Y trabaja durante unos días esa frase que has escrito como respuesta, porque seguro que es una creencia que te limita y que es posible reconducir.

Utiliza una afirmación que la contrarreste, o imagínate haciendo justo lo contario. Por ejemplo, tomando como ejemplo la frase que ha salido en el punto 4, la afirmación podría ser:

«Yo, (tu nombre), soy siempre adecuada y merezco ser escuchada con respeto».

Y visualiza con todo lujo de detalles una intervención pública en la que disfrutas y sientes que el público está de tu parte y te escucha con atención.

Seguro que con este ejercicio te das cuenta de algo interesante que te ayuda a tirar del hilo para adquirir esa seguridad que necesitas.

¿Por qué?
¡Porque ya es tu momento y te lo mereces!

 

 

Compartir en:

Deja una respuesta